Está ampliamente aceptado que el tatuaje era una práctica común en muchas culturas del mundo antiguo, y en estas culturas estaba asociado normalmente con motivaciones artísticas, y en la mayoría de los casos interpretaciones místicas o mágicas de algún tipo (protección, suerte, etc.). Es curioso descubrir que tras miles de años muchas de las imágenes empleadas como tatuaje siguen siendo las mismas que nos encontramos en el tatuaje moderno de nuestros días.
A lo largo de la historia el tatuaje, como sucede con otras formas de decoración / modificación corporal, su realización estaba también íntimamente relacionado con la sensualidad, el erotismo, y aspectos emocionales de la psique humana. A nivel artístico podríamos hacer una primera subdivisión básica de los motivos de tatuaje en dos grandes grupos, los tatuajes de inspiración geométrica, normalmente basados en patrones repetitivos, formas geométricas masas de color y tramas, y la otra gran rama del tatuaje, el tatuaje “figurativo” (que intenta representar cosas reales de manera reconocible), dentro del tatuaje figurativo el grupo de motivos más popular desde la antigüedad, está compuesta sin lugar a dudas por los animales.
En muchas culturas aún hoy en día los tatuajes se asocian con propiedades mágicas, los tótems (objeto de la naturaleza que en la mitología de algunas sociedades se toma como emblema protector de la tribu o del individuo, y a veces como ascendiente, ancestro o progenitor), y el deseo de identificación de la persona con el animal tatuado. El simbolismo del tatuaje en las culturas de la antigüedad sigue teniendo muchos puntos en común con el tatuaje moderno, en todas las culturas del mundo en las que se practica el tatuaje este hunde sus raíces en las creencias más profundas y ancestrales del ser humano.
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